Hay capítulos que no querías vivir, pero te hicieron protagonista
- Ana Meza
- 29 abr
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 abr

Reconocer tu historia es el primer paso para habitarla
Hay capítulos que no escribiste con gusto. Que más bien te escribieron a ti. De esos que parecen llegar sin preguntar, interrumpiendo la trama que tenías pensada para tu vida.
Capítulos que dolieron, que se sintieron injustos, que tal vez aún no logras contar sin que se te quiebre la voz. La muerte de alguien, una enfermedad, una traición, un cambio brusco, un sueño que no se dio. Momentos que no pediste, pero que —de alguna manera— te hicieron más tú.
No fuiste tú quien escribió esa escena difícil…Pero fuiste tú quien decidió seguir.Y eso te convierte, te guste o no, en protagonista.
A veces creemos que para contar nuestra historia debe tener un final feliz. Que necesitamos haber sanado, entendido todo, superado el duelo. Y no. Contar tu historia no es lo mismo que cerrarla. Es atreverte a mirarla. A sostener la mirada. A reconocer que, aunque no elegiste algunas partes, sí estás eligiendo qué hacer con ellas ahora.
Porque si no te cuentas tu historia tú, alguien más lo hará.Y no siempre con verdad.
Reconocer tu historia no es debilidad, es fuerza
Reconocer tu historia no significa quedarte en el dolor, ni justificar lo que pasó. Es simplemente ponerle nombre. Validarla. Escucharla.
Es dejar de vivir como si fueras una nota al pie en la vida de otros, y comenzar a verte como el personaje principal de tu propia narración.
Cuando te das cuenta de que las frases más importantes de tu vida no están solo en lo que dijiste, sino también en lo que sobreviviste, algo se acomoda. Porque no todo lo que duele se queda sin sentido. A veces solo está esperando a que lo leas con otros ojos.
Un ejercicio para ti:
Mi historia en 7 frases
No necesitas escribir una autobiografía. Solo necesitas empezar.
Toma una hoja de papel o una página en blanco.
Escribe estas 7 frases y completa cada una con total honestidad:
Un recuerdo que me marcó...
Algo que perdí…
Una persona que me enseñó algo importante…
Un momento en el que fui valiente…
Algo que me dio vergüenza, pero hoy entiendo mejor…
Algo que aún no entiendo, pero acepto…
Algo que me hizo cambiar, sin yo buscarlo…
No necesitas compartirlo con nadie. Este ejercicio es para ti.Para mirar tu historia sin juicio.Para abrazar todo eso que has vivido, lo bonito y lo difícil.Para darte cuenta de que no eres una víctima del guion, sino quien puede reescribirlo.
Porque sí, hay capítulos que no pediste…
Pero te formaron.
Te rompieron, pero también te abrieron.
Te detuvieron, pero también te enseñaron a seguir.
Y tal vez, solo tal vez, están esperando que los cuentes.
No para volver a doler, sino para dejar de doler tanto.
Contar tu historia no cambia lo que pasó.
Cambia lo que haces con eso.
Bienvenida, protagonista.
La historia sigue.
Y esta vez, tú decides cómo continúa.
Comments